El trabajo no es un concepto rígido que haya definido siempre la misma realidad a lo largo de los siglos, ni ha sido objeto del mismo juicio de valor en todas las épocas. El trabajo es, de hecho, un proceso material cargado de valores culturales que varían según el tiempo histórico y el espacio social, y cuya naturaleza ha cambiado sobre todo a raíz de las transformaciones económicas y de las innovaciones técnicas.
El trabajo constituye un valor central en la sociedad occidental porque ocupa una parte considerable de la actividad humana, considerada éticamente positiva. En otras épocas, como en la Antigüedad, el trabajo —y en particular el trabajo manual de los esclavos— podía ser visto como un valor despreciable. En ciertas civilizaciones, el trabajo apenas se distinguía de otras actividades humanas; en ocasiones, la palabra ni siquiera existía: la vida se concebía entonces como una unidad en la que las actividades productivas encontraban de manera natural su lugar junto a las demás.
Angelo Cacciola, “Travail, entreprise et nouvelles technologies.”
CEO-USS – Bern – Svizzera, 1993
Fragmento parcial del libro (Capítulo 1)
