¿Se puede realmente pensar en recibir una ayuda válida de los planetas a la hora de elegir a los propios colaboradores de trabajo? Quizá sí, si se combina competencia con un poco de buen sentido común.
Una prueba realizada en el Montreux Palace parece avalar esta idea…
“E le stelle non stanno a guardare…” Ticino Management n.4, Lugano, abril 1992 – Suiza – Copyright 1992 © Angelo Cacciola Donati
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