Cat Economics1 – ¿Qué clase de economía es ésta?

Cat Economics1 – ¿Qué clase de economía es ésta?

Cat Economics1 – ¿Qué clase de economía es ésta? 1100 733 Genesis Times

¿Qué economía es esta?

(En serio, ¿qué es esta cosa?)

Seamos sinceros: la economía debería hablar del ser humano, ¿no? De sus deseos, de sus miedos, de sus sueños, de ese momento en el que lo único que quiere es comerse un helado en paz. Y, sin embargo, aquí estamos: reducidos a etiquetas de supermercado. Productor. Consumidor. Inversor. Ahorrador. Como si nuestra vida estuviera hecha para cuadrar en una hoja de Excel.

¿Cuándo dejó la economía de ser “humana” para convertirse en un curso acelerado de alienación?

La verdad es que el sistema actual nos cuenta un cuento (spoiler: no es de los hermanos Grimm, se parece más a una “distopía moderna”). Una historia donde el crecimiento material vale más que la felicidad, y donde el PIB importa más que tu dolor de estómago existencial.

Así, terminamos todos un poco desorientados. Nos sentimos fuera de lugar, como si alguien hubiera cambiado el mundo sin avisarnos. Somos espectadores de nuestro propio tiempo, rodeados de publicidad que nos dice quién deberíamos ser y de trabajos que nos recuerdan quién no podemos ser.

El punto es claro: no nos basta con vivir. Queremos vivir bien, vivir de verdad. Expresar quiénes somos. Pero este mundo prefiere que nos disfracemos de “persona productiva” y que sonriamos, aunque por dentro nos sintamos más perdidos que un hámster en una rueda.

Y, sin embargo —sí, por suerte siempre hay un “sin embargo”— el simple hecho de buscar nuestra verdadera esencia ya es un acto de rebeldía. De libertad. Una forma de cuidado.

El problema es que somos prisioneros de un sistema que ha convertido todo en un asunto económico: el trabajo, el amor, el tiempo libre, las vacaciones, incluso el silencio. Todo se mide en costes y beneficios. Si no juegas a ese juego, quedas fuera. Marginal. Invisible.

¿Lo curioso? No siempre fue así.

Existen —y existieron— otros mundos: basados en el don, en el intercambio, en la confianza. Sistemas que no necesitaban monetizar cada respiro.

Por eso, empezaremos por ahí: por los gestos cotidianos, por aquello que hacemos casi sin darnos cuenta, para descubrir dónde se esconde (y cómo actúa) esta extraña criatura llamada economía. Porque comprenderla es el primer paso para recuperar nuestro lugar en la escena.

Y, quién sabe, quizás también un poco de paz.